y el silencio toque mi puerta
ya, yo estaré en el embalage
para cerrar la vil compuerta.
Voces entrecortadas dirán
que fuí sagaz, persistente y loco
y juicios apriori formularán
argumentando de todo un poco.
Que no aprendí a vivir la vida
muchos dirán, tal vez con finura
y si quizás, la suya fué comedida
entonces, les felicito por tal altura.
Cuando la luna se esconda
y ya, el amor no me toque
del mar emergerán las hondas
que llevarán mi cuerpo a la morgue.
Que mi cadaver vaya a la tierra
podría ser la virtud de mi remanso
y si a la vida mi cuerpo se aférra
sería la triste verdad de mi ocaso.
Ese día me vestiré de blanco
porque sé, que volveré a la nada
donde la vida es solo un misterio
y no hay mortajas engalanadas.
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