Sunday, January 13, 2019

COPOS DE ALGODÓN

Cuando la noche hacía presencia
y la tarde se escondia en sus entrañas.
Ella también se fué acercando
y sus besos como copos blancos de algodón,
se fueron impregnando en mi boca
con el dulce sabor a miel azucarada,
esparcida entre las comisuras de mis labios.

Tan solo se inicia el tacto
y el amor emerge, cual ave fénix en el horizonte;
surcando el bello y hermoso cielo azul.
Ella se entregó a mí, cual dama,
saboreando el nectar sutil de mis besos,
yo le entregué todo lo mejor de mí,
le dí: mis días, mis noches y mis lunas,
mis sueños, mis deseos y mi alma,
mis caricias, mi cálido y tierno ser
y aquel corazón latiendo por ella,
entregados a un amor sin reticencia.

Así se consagró este ilusionado amor,
entregado en cuerpo y alma a lo hermoso,
a lo divino, febril y hermosamente tierno,
a lo veraz, tangible y mesurable,
a lo incondicionalmente deseado
en medio de aquella pasión desbordante,
cubierta de deseos en copos de algodón.