y aún, estando sobre mi cama
estoy haciendo un recuento,
de las dulces y felices horas
que he pasado junto a ti.
Y recuerdo tus palabras de aliento
en la agonía de mi triste soledad,
esa soledad que se incrementa
en la medida que pasa el tiempo,
y aún, no he logrado alcanzar
la belleza perenne de tu cuerpo.
Quiero solo estar contigo
y regocijarme en tu regazo,
pero la distancia es inclemente
y no me deja llegar a ti,
para abrigarme con tu pecho.
Y no sentir el inmenso frío
que destruye poco a poco
la triste y sola alma mía.
Ya no encuentro la alegría
que irradiaba tu presencia
pues te juro , que tu ausencia
en mi ha calado profundo
y si a mi lado, no te encuentras
yo me siento un moribundo.
Es por eso, que hoy vengo,
a implorarte que regreses,
para ver si en mi florece
aquella alegría perdida.
Ven a darle vida a este corazón
que por ti, una vez más delira
porque aún, no veo la razón
ni el porqué de tu partida,
mas, todavía tengo la ilusión
de poder darle luz a mi vida.
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