la busqué en cada rincón del mundo
en cada espacio del tiempo
y en los escondríjos del desierto.
Fué una dificil y ardua tarea
necesitaba saber de su existencia
mis pasos dirigidos hacia la nada
eran la duda del silencio y la palabra.
Ella, oculta entre las sombras
era el suspiro de un amor supeditado
fué el crepúsculo que se quebró
en medio de aquella agitada noche.
Simplemente fué, solo un instante
mis ojos al mirarla se quebraron
y ya, nada en mi era tan importante
como vivir para quererla sin tenerla.
Mientras su amor a mi alma llegaba
yo recorría su cuerpo muy deprisa
y me detuve en medio de la travesía
a acariciarla con mi mirada indecisa.
Y así, en medio de su tierna belleza
con mis ojos hurgandola en desafío
me imagine acariciarla con destreza
pero, me quedé sin tenerla en el estío.
Muy bello poema.
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