anunciando un nuevo año,
serán doce campanadas
repicando sin desmayo.
Augurando el vienestar
de cada uno de los humanos
y al mundo le hacen pensar
que el futuro está en sus manos.
Es tiempo de supersticiones
presagiando buenos augurios
implorando las bendiciones
para un mundo sin subterfujios.
Para la suerte usaré la cábala
y trataré de sacar las maletas
o entraré a la playa de espalda
o de alimento comeré lentejas.
Vendrá el engulle de las uvas
y el uso de los calzones rojos
para erradicar todas las dudas
y el dinero llegue en manojos.
Mientras el año viejo se marcha
y el nuevo a nosotros se arrima
esperaremos que la mala racha
y la mala vibra, a venir se exima.