al invadir el extraño su morada
y atrapado con la vil carnada
de unos besos y su insensatez.
Su vida siempre fué entre corales,
tenía arrecifes y olas como aliados
pero en el amor, solos y desolados,
eran visibles todos sus tristes males.
Fué el rey entre las olas bravías
de aquel mar, cuyo amor a nado
a cada instante vivían en lozanías.
Y así, quedó viviendo entre caricias,
delfines, pulpos y estrellas de mar;
atrapado entre el amor y sus delícias.
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