de aquel rojo carmín que cubre sus labios
de mi alma brota el torrente de amor,
en cada uno de los besos que mi boca
insaciablemente quiere entregarle,
a la mujer más hermosa de mis anhelos.
A esa, que de mis noches se apodera y
mis sueños se convierten en el sol,
que quema los días de mis silencios.
A esa, que revuelve mis sentidos,
y hace del amor, el acto más solemne
entre sábanas sudadas y frías de invierno.
A esa, que cuando está entre mis brazos,
es el candente volcan en erupción
cuya lava cubre cada espacio de mi cuerpo.
A esa, que de mi ser hace lo indecible
y me transporta hacia un mundo desconocido,
cuando su amor al mío hace juego.
A esa, la cual conjuga el verbo amar
cuando sus ganas y las mías elevan plegarias.
A esa, le diré...que mi amor es solo suyo.
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