En cada tarde gris
preludio del dolor,
se moja el corazón
con lágrimas de amor.
y en el balcón aquel,
de mis labios yo te dí
mis besos a granel,
llenos de calor y frenesí.
Y a morir me entregué
en los brazos de tu ser,
buscando aquel tierno placer
de la más linda y bella mujer,
que alguna vez se dejó querer,
y de su boca me dio a beber
de aquellos besos del ayer
que hoy en mí son un renacer.
Y en esa aciaga tarde gris
aquel gran sueño se cumplió.
Y poco a poco pude conseguir
el amor que a mi alma ilusionó,
con aquellos besos de candil
que de nuevo a mi ser iluminó.
El día gris cuando te conocí,
donde tu boca mi alma cautivó.
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