Cabalgando
va Don Quijote
sobre el lomo de Rocinante
detrás de su dulce amante
la hermosa y bella Dulcinea.
sobre el lomo de Rocinante
detrás de su dulce amante
la hermosa y bella Dulcinea.
Mientras se
hacía acompañar
de su escudero Sancho Panza
apertrechado y en son de pelear
se dirige con toda su añoranza.
No es por rendirle alabanza
ni brindarle gran pleitesía
pero si, inclinar la balanza
ante, tan inmensa hidalguía.
Cuan gallardo fue aquel valor
de su escudero Sancho Panza
apertrechado y en son de pelear
se dirige con toda su añoranza.
No es por rendirle alabanza
ni brindarle gran pleitesía
pero si, inclinar la balanza
ante, tan inmensa hidalguía.
Cuan gallardo fue aquel valor
Al
enfrentarse a esos gigantes
A
punta de lanza y con furor
enfrentose el caballero andante.
"pelead cobardes y viles criaturas"
que tan solo, un caballero hidalgo
es quien te va a enseña, su bravura
y a todo galope, atacó al enemigo.
Derrotados, Don Quijote y Rocinante
por aquellos gigantes de viento
enfrentose el caballero andante.
"pelead cobardes y viles criaturas"
que tan solo, un caballero hidalgo
es quien te va a enseña, su bravura
y a todo galope, atacó al enemigo.
Derrotados, Don Quijote y Rocinante
por aquellos gigantes de viento
Decidieron
seguir su triste camino
Junto a
Sancho Panza y su jumento.
Acamparon todos en un verde prado
y mientras allí, Rocinante pastaba
se sintió repentinamente refocilado
al conocer a unas jacas galicianas.
Y abalanzose aquel brioso animal
a conquistar aquellas hermosas jacas
y así poder saciar aquel deseo carnal
mas, a aquellos arrieros yangüeses
no les gusto el trato a sus yeguas
y sin importarles , que tanto le doliese
los palos a Rocinante, se oían a leguas
pero , además con aquellas estacas
apalearon al hidalgo y a Sancho Panza.
Y apabullados, los amigos, a estacazos
no hubo más razón, que la templanza
ante esos inmisericordes fracasos.
Y ya, en el colofón de estos versos
nos encontramos que, en Don Quijote
aún, en ausencia de Dulcinea Toboso
ese amor, siempre estuvo presente.
Mientras Dulcinea, era su gran amor
y el hidalgo se aferraba, como hiedra
podremos alabar, con gran fervor
a don Miguel de Cervantes Saavedra.
Acamparon todos en un verde prado
y mientras allí, Rocinante pastaba
se sintió repentinamente refocilado
al conocer a unas jacas galicianas.
Y abalanzose aquel brioso animal
a conquistar aquellas hermosas jacas
y así poder saciar aquel deseo carnal
mas, a aquellos arrieros yangüeses
no les gusto el trato a sus yeguas
y sin importarles , que tanto le doliese
los palos a Rocinante, se oían a leguas
pero , además con aquellas estacas
apalearon al hidalgo y a Sancho Panza.
Y apabullados, los amigos, a estacazos
no hubo más razón, que la templanza
ante esos inmisericordes fracasos.
Y ya, en el colofón de estos versos
nos encontramos que, en Don Quijote
aún, en ausencia de Dulcinea Toboso
ese amor, siempre estuvo presente.
Mientras Dulcinea, era su gran amor
y el hidalgo se aferraba, como hiedra
podremos alabar, con gran fervor
a don Miguel de Cervantes Saavedra.